El arte de pensar demasiado.

 

Comparto un interesante artículo que posiblemente te pondrá a reflexión sus letras. 

Fue publicado por: Jenna en su blog hospedado en medium.com 

El arte de pensar demasiado.

"Pensar demasiado es el arte de crear problemas que ni siquiera estaban ahí".

La verdad es que Pensar en exceso provoca malestar mental.

Cuando la gente dice que "piensa en exceso" quiere decir que está fijada en algo, que tiene una visión de túnel sobre una idea o un problema, que piensa en cosas que están fuera de su control y que deja que todo ello interrumpa su serenidad interna. Todo el mundo lo hace al menos una vez en su vida.

Pensar demasiado es la mayor fuente de infelicidad.

Pensar es un don, pero no mucha gente lo utiliza en su propio beneficio.

Diseccionar no es lo mismo que pensar en exceso. Cuando diseccionas, analizas cada pequeño detalle para encontrar una solución o llegar a la verdad. Pero cuando piensas en exceso te encuentras atascado en el mismo lugar, sin avanzar. Significa que te quedas pensando en el problema, en lugar de resolverlo. Suena inútil, ¿verdad?

Dos formas comunes de pensar en exceso son: sobre el pasado y sobre el futuro.

El pasado.

Podemos recordar obsesivamente experiencias, ya sean felices o tristes, para volver a vivirlas. Hacerlo está bien en cantidades saludables, pero si te obsesionas con ello... Necesitas ayuda. Podemos arrepentirnos de las decisiones que hemos tomado, de las cosas que hemos dicho o no hemos dicho.

Pero todos sabemos que no podemos cambiar el pasado. En lugar de evitarlo, deberías aceptarlo y en lugar de obsesionarte con él puedes aprender algo de él y seguir adelante. Intenta no pensar en cómo te hizo sentir, sino en lo que puedes sacar de ello y hacer o no hacer en el futuro en una situación similar. Aprendemos de los errores. No debes hacerte sufrir de nuevo tras una circunstancia embarazosa o dolorosa. Hay que aprender del pasado, no vivir en él.

Evitarlo es una manera. Puedes enfrascarte en la música, un programa de televisión o un libro. Ocúpate de cualquier cosa que te guste. Esa es la forma más perezosa.

Si quieres afrontarlo en profundidad y evitar que te atormente, tienes que hacerlo activamente. Podrías escribir tus pensamientos, las experiencias pasadas en las que no puedes dejar de pensar. Intenta recordarlas con todo detalle, tanto como puedas. Descríbelas con intensidad. La exposición prolongada es una forma de terapia cognitiva conductual que se centra en afrontar los recuerdos relacionados con el trauma en lugar de evitarlos. Ayuda a aliviar el dolor de algunos recuerdos, incluso a evitar que pienses en ellos tan a menudo.

Tal vez necesites cambiar tu perspectiva. Deja de mirar todo lo que te hace sentir mal, sino que considera todos los aspectos: todo lo bueno, lo malo, lo neutro y todo lo que está en medio.

La meditación, la relajación, el mindfulness y el yoga también ayudan. Crea un horario aproximado de a qué hora del día y durante cuánto tiempo quieres hacerlo. Incluso 10 minutos son suficientes.

La terapia es algo que podría ayudar si ninguna de las cosas anteriores lo ha hecho.

El futuro.

Es importante recordar lo que se puede y lo que no se puede controlar. Cuando estamos llenos de ansiedad, sólo nos preocupamos por las cosas que no podemos controlar. Podemos empezar a esperar que sucedan cosas positivas o negativas, y en ambos casos puede hacernos daño. Me explico: si tienes grandes expectativas y no piensas en lo que puede salir mal, estás amenazando tu propio estado de ánimo en el caso de que algo salga mal. Las personas con problemas de ira suelen tenerlos debido a sus niveles de exigencia y expectativas increíblemente altas con respecto a la gente y a la vida, y cuando nos enfadamos es por la misma razón: no ha salido como esperábamos. Por otro lado, si piensas que todo va a ir mal es simplemente que eres pesimista y eso te puede hacer sentir sombrío, por lo que puede repercutir en el ambiente, en tu perspectiva, en tus emociones y en las de la gente que te rodea.

Así que estate abierto a todo lo que pueda pasar. Lo único de lo que podemos estar seguros es que no podemos estar seguros de nada. Muchas cosas están fuera de tu control. Pensar en ello no hará más que ponerte ansioso y aumentar las posibilidades de que surjan situaciones negativas.

Las personas somos capaces de adaptarnos a las situaciones, pero saboteamos nuestra propia capacidad de hacerlo limitando el abanico de posibilidades en las que pensamos, o lo contrario: pensar en la incertidumbre de una forma poco saludable que en realidad obstruye nuestra toma de decisiones. Tal vez no pensar en absoluto sea mejor en este punto. Cada vez que nos preocupamos, nos estresamos, nos sentimos deprimidos o nos enfadamos, nos estamos matando poco a poco, acortando nuestra vida, así que creo que es una buena idea hacerlo menos.

Lo que hay que hacer en su lugar es: resolver los problemas, analizar, autoreflexionar, hacer introspección y retrospección con un enfoque desapegado y racional. Pregúntate a ti mismo: "¿Vale la pena sentirse así?". Entrénate para creer que puedes improvisar y adaptarte. Ten en cuenta la abundancia de posibilidades, pero no entres en detalles ni te fijes en ello, sino que llena tu mente de lo que te interesa o te relaja.

Toma nota de lo que desencadena tu pensamiento excesivo y de lo que suele ser. Eso te ayudará a pensar en una forma de parar, ya sea evitando el desencadenante o enfrentándolo directamente.

"Aprende del pasado, establece objetivos vívidos y detallados para el futuro y vive en el único momento del tiempo sobre el que tienes algún control: el ahora" - Denis Waitley


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